3. La habitación de
al lado
La luz estaba apagada, y no
conseguí adivinar nada de lo que podía haber allí dentro. Un olor acre y nada
agradable flotaba en el ambiente. Nada bueno.
Busqué a tientas el interruptor,
y cuando lo alcancé, mi dedo quedó cubierto de un líquido espeso y medio
cuajado.
Sangre, claro.
Accioné la luz y me dispuse a ver
algo sumamente desagradable.
Efectivamente, preferí no haber
pulsado nunca ese interruptor. La escena que se presentaba ante mis ojos, ya
curtidos en escenas tórridas y nada tranquilizadoras, no era la peor que había
visto, pero se acercaba bastante a ella.
La cama estaba cubierta de
sangre, cuyas salpicaduras alcanzaban la puerta del baño, el techo y parte de
la pared junto a la puerta.
No se veía ningún cadáver que
hubiera perdido tanto líquido, pero me daba la sensación de que lo vería
pronto.
Un reguero de sangre, como si
hubieran arrastrado un cuerpo, llegaba hasta la puerta del baño.
¿Otro cadáver decapitado?
A diferencia de Shantia, que no
presentaba más herida que el cuello roto y del tipo del maletín, al que le
faltaba la cabeza pero no había derramado ni gota de sangre, la pobre chica que
estaba tirada de cualquier manera en la bañera había sido desangrada sin
piedad.
Flotaba en un charco rojo que
parecía que había salido de su cuello desgarrado. Obviamente, no era todo
sangre, sino que el asesino había llenado la bañera con agua y la había dejado
allí, como si estuviera desfrutando de su último baño.
¿Tres asesinatos en un mismo
hotel, más o menos en el mismo periodo de tiempo y en habitaciones contiguas?
Me gustaría creer en las casualidades, pero no lo hago.
De todas maneras, por mucho que
me esforzara por entender qué había podido ocurrir, no veía ninguna relación
entre lo sucedido en ambas habitaciones.
Dejé el cadáver tranquilo, para
que lo examinaran después Doc y Felip, y salí a la habitación.
Intenté determinar cómo se habían
producido los hechos e intentar adivinar donde encajaba todo esto. Tampoco
reconocía a la chica, así que no trabajaba para la Casa de Elba.
No era raro. El Marlowe acogía a chicas
de varias Casas, e incluso a las pocas independientes que trabajaban en la
zona. Luego intentaría identificarla, pero mi prioridad ahora era determinar
qué había ocurrido, quien había cometido estos asesinatos, y evitar que se produjeran
más asesinatos.
Me acerqué a la puerta, y busqué
un ángulo de visión que me permitiera controlar bien el escenario del crimen.
La habitación era idéntica a la
otra, pero invertida. Es decir, estaba distribuida completamente al revés. Los
baños de ambas coincidían pared con pared. No sabía qué podría querer decir
eso, ya que los dos eran completamente independientes y no comunicaban entre
sí. Al menos, que yo supiera.
Salí de la habitación y me dirigí
a Narm, que vigilaba la puerta de la habitación donde estaban Doc y Felip. Quba
me miraba con cara de saber que algo iba mal.
— Narm, por favor, dile a Doc que
en la 105 tiene trabajo también. Otro cuerpo. Y con mucha sangre.
— Vaya, Felip estará contento. –
Me contestó con una ligera sonrisa en la boca. Al ayudante de Doc le
entusiasmaba la sangre. Seguro que disfrutaría, tras estar revisando una escena
en la que no había ni gota.
— Quba, por favor, entra conmigo
en la habitación.
La silenciosa mutante sonrió y,
sabiendo que iba a encontrar algo interesante, me siguió hasta la puerta de la
105.
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