Desde pequeño, veía una sombra que se acercaba hacia él por el rabillo del ojo.
Se asustaba y la esquivaba, pero nunca había nada.
"Será que eres muy nervioso", le dijo el médico cuando le consultó.
Un día, conduciendo su coche de vuelta a casa después del trabajo, creyó ver una sombra por el rabillo del ojo.
"No será nada. Son los nervios", pensó, pero la costumbre le hizo esquivarlo.
Y tuvo suerte, porque la sombra que no existía resultó llevar cinco ejes, pesar 12 toneladas y haberse saltado un semáforo.
6 comentarios:
Usté perdone que me he liao en el comment. Pero vaya, que lo que quería decir es que me ha gustado el relato. Y parece que lo hayas puesto a posta con la Semana Santa tan cerquita Cuidado con la carretera que no sobran los ojos precisamente ;P
Manejar me causa mucha ansiedad, no se por què, tal vez por que a la mayorìa de los conductores les vienen valiendo sorbete las leyes de trànsito, realmente ando como bien dices, "por el rabillo del ojo"; deseando llegar siempre sana y salva.
EXCELENTE.
BESOS.
Yo también he visto a veces algo por el rabillo del ojo, incluso una vez me pareció ver durante 2 segundos que había una silueta humana invisible que al moverse distorsionaba el espacio por el que pasaba.
VP_
Un microrelato...de excelente sentido del humor
Un saludo desde donde habita mi tribu
¡¡¡Muy bueno!!! Jejeje, me ha gustado mucho. Tendré que mandarte un cuentito mío para que lo leas, también sobre esos miedos difusos que muchos dicen que no son para tener en cuenta.
Un beso
Isi
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