viernes, marzo 09, 2007

La hora de vestirse

A la hora exacta, entraron los asistentes.

Me encontraron, como era de esperar, tumbado. Raro sería haberme pillado de pie, vistiéndome, e incluso noté como uno de los asistentes se dirigía al encargado de vestirme le decía, con una media sonrisa, algo parecido.

Él amagó, me pareció ver, otra media sonrisa, y se dirigió al otro, que llevaba la ropa con la que debían vestirme hoy.

Yo no obstaculicé, por supuesto, su tarea, y me dejé hacer. Con lo que cobraban, los pobres, no iba a fastidiarles la jornada laboral, que bastante tenían con soportarme. Estar al servicio de alguien como yo, es pesado, y hasta desagradable. Bueno, se supone que mi estado me impide relacionarme con los que me cuidan...

Acabaron de vestirme, y uno de los asistentes se acercó con una cajita de maquillaje. Tocaba ponerse la cara guapa, y hacerla más despierta y apacible.

No estornudé, claro, cuando me pusieron los dichosos polvitos, y aguanté los toques de colorete y contuve una mueca cuando me depilaron las cejas.

En media hora, estaba listo. Trabajaban bien, estos chicos. Lástima que no pudiera recomendarlos.

No tuve ocasión de mirarme en un espejo, ya que enseguida me empujaron hasta la sala donde recibiría a mis visitas. Me colocaron diligentemente sobre el pedestal, y al otro lado de la habitación abrieron las puertas. Hacía algo de fresco, pero era agradable y la verdad, el calor pondría la situación algo incómoda.

La gente iba pasando, saludando con la mano, y alguno de ellos, incluso, iba conteniendo la emoción al verme. Curioso, el ver cómo afectas a quien tanto te conoce. Alguno, incluso hacía algún gesto de desaprobación, pero no les presté ninguna atención. Falsos, que son unos falsos.

Entonces, tuve la impresión de que tiraban de mi hacia arriba, y noté que me elevaba sobre la gente. Ahora ya podía escuchar cada siseo, cada halago y también, cada crítica. Falsos, lo que yo decía.

Me giré hacia el pedestal y vi, por fin, mi cadaver. Estaba satisfecho. Por lo menos en mi velatorio estaba digno.

8 comentarios:

Krispamparo dijo...

"A dos metros bajo tierra", te la recomiendo fervientemente si estás interesado en reflexiones sobre lo que significa morirse hoy en día!

Víctor Alós dijo...

Excelente serie.

Totalmente surrealista, que es lo que merece una situación como esa.

Buenas actuaciones y personajes que son tan extraños que podrían ser reales.

Lástima que me perdí a mitad de la segunda temporada.

Un saludín

- YOGUR - dijo...

Al principio del relato, en las primeras frases, me pensaba que estaban vistiendo a un parapléjico (Porque lo de que fuera un millonetis acomodado me parecía demasiado evidente) y finalmente se descubre el pastel.

Muy buen relato y una buena idea para desarrollar.

A mi también me gusta escribir y tengo un Blog (un Space mejor dicho) en donde voy contando anécdotas que me pasan y relatos que me invento:

http://chesiremiau.spaces.live.com/

Si te quieres dar un paseo por ahí serás bienvenido (Aunque si no usas el messenger no creo que puedas poner un comentario pero si no, siempre puedes decirme algo en el Blog de Yogur).

La idea es ir pasando poco a poco lo que tengo escrito a un Blog en condiciones (Para eso necesito tener tiempo paa hacerlo que no voy sobrado últimamente) pero mientras tanto sigo con ese.

Ya me dirás que te parece.

Abrazos.

Mariluz Barrera González dijo...

Excelente relato, me hiciste pensar mucho en como me sentiría, pero honestamente me gustaría que a la hora de vestirme fuese gente muy cercana, muy querida. Aunque tal vez no podrían, el dolor no te deja pensar en esos detalles; que tal vez para el difunto no fuesen tan pequeños.

UN BESO.

Víctor Alós dijo...

Curiosamente, Mariluz, no me preocupa nada de lo que ocurra tras mi desaparición. Me planteé el relato como un juego, sobre todo tras mi visita a Versalles y ver, más tarde, la película de Maria Antonieta.
La estricta rigidez del protocolo de la corte de esa época, en la los monarcas no podían hacer nada sólos, me inspiró para esto.
Lo bueno es que, como siempre, el dejar los relatos tan abiertos, despiertan en los lectores sentimientos y pensamientos.
Y eso me halaga, y me agrada.

Un saludín

Anónimo dijo...

Bonito relato, Víctor

Anónimo dijo...

Cómo siempre que he leido algo tuyo me dejas con la boca abierta..!!!! Es muy dificil crear situación y desarrollar una historia en tan pocas lineas!!!!! Me encanta como escribes, tú ya lo sabes,je,je,je,

CONSEJOS DE MARI dijo...

Pensaba que era jesucristo en la Iglesia por lo del pedestal y levantarse etc.....Uffff Ja ja ja es broma, ya me conoces¡¡¡¡ Muy bueno, como siempre...saludos