miércoles, junio 21, 2006

EL ARTEFACTO QUE VINO DEL CIELO

La tierra tembló ligeramente cuando se posó el artefacto.

Poco a poco, desplegó sus antenas, y dirigió sus cámaras a los monticulos circundantes.

Como era una nave de exploración, hizo lo que se suponía, y comenzó un breve viaje alrededor del abandonado e inútil módulo que la había traído hasta ese planeta desconocido.

Comenzó a emitir sus pitidos y señales a sus amos, alejados en la inmesidad del espacio, transmitiendo la imagen de un planeta abandonado y triste. A lo lejos, tras la línea del horizonte, creyó adivinar una columna de humo, ascendiendo a las capas superiores de la atmósfera, y decidió dirigirse hacia allí.

De repente, un grupo de ... algo... se le echó encima, desarmando y destrozando su maquinaria. Si hubiera tenido sentimientos y pensamientos complejos, se abría asustado. Por no hablar de reacciones físicas, claro.

Los habitantes de ese planeta, rudos y parlanchines, que se movían a dos patas y tenían extremidades para transportarlo, decidieron que el artefacto ya no suponía un peligro, y lo pusieron en una estantería, olvidado, mientras su sistema de reparación hacía malabares para reestablecer la comunicación.

La imagen que transmitió era una escena familiar, en la casa de uno de los habitantes de este planeta que le habían atacado sin motivo. Papá volvía de trabajar, mientras mamá ponía la mesa, el peque lloraba en su sillita y la niña recogía su tentáculo en una graciosa trenza.

Los técnicos de la NASA, finalmente, optaron por difundir las imágenes grabadas en Almería, y dar por perdida la sonda marciana.

1 comentario:

Krispamparo dijo...

Este es muy PULP, pero ni de coña te viene grande. Manejas bien el género, a ver si empiezas a creer en lo que escribes.