viernes, mayo 12, 2006

EL TRABAJO

Estaba nervioso.

Era su primer día de trabajo, y no quería hacerlo mal.

En un país desolado, tener trabajo era un privilegio.

Y él siempre había sido un hombre honrado, que había huido de los malos consejos. Se merecía esta oportunidad.

Y ahora, por fin, este trabajo iba a mantener a sus tres hijos y a su esposa.

Por eso, cuando su capitán dio la orden de disparar, el casquillo saltó, caliente, de la recamara de la pistola.

Esa bala, mató a dos hombres: al gimoteante muchacho que aguardaba de rodillas, y al hombre que se convirtió en verdugo.

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