¡Luis, caray! ¿Eres tú? Joder, cuanto tiempo...
MEJOR EN FRÍO
Me sorprendió el grito, y me sorprendió todavía más no poder situar ni la voz ni la cara del tipo regordete que lo había soltado.
Perdone, pero, ¿nos conocemos?
Pues claro, joder. Si es que hace tanto. Pero tú no has cambiado, chaval. Estás igualito.
Me alegré de estar “igualito”, pero no tenía ni idea de a cuando se refería.
¡Soy yo, joder, Cosme! ¡Cosme Martí!
Ahora sí que me venía un rostro conocido a la memoria. Pero, como bien había dicho él, hacía mucho.
Ah, sí, claro. Cosme. Pues sí que hace años, sí. No te había conocido.
Jeje, más de treinta años, oye. Estás igual, pero mírate. Siempre pensé que llegarías lejos. Y mira con traje, en un despacho y con cargo...
Bueno, mi trabajo me ha costado, no te creas. Y tú, ¿qué tal?
Pues por eso venía a verte. Bueno a tí no, que no sabías que eras tú. Pero que alegrón verte aquí...
Tú dirás...
Es que resulta que necesito un préstamo. Se me ha complicado un poco la cosa, estoy algo liadillo y necesito que me echen una mano. Ya sabes. No será mucho, unos cuantos mrles mientras arreglo unas cosillas del trabajo y demás.
Ya. Pues me traes la documentación que te hace falta... – Marqué en un hoja las líneas que debía leer, y se la pasé. – Me lo traes y en una semanita te digo si es posible.
Me miró con cara de susto.
No te preocupes, que yo mismo me encargo de revisarlo.
Ah, entonces, mira, te lo voy dejando ya, porque resulta que ya he pedido alguna que otra vez un préstamo y vengo preparando.
Perfecto. – Cogí la carpeta que me tendía, y la revisé. Estaba todo, y hasta un poco más.
Eh... espero que no haya nada incorrecto, y que puedas mirarlo pronto.
Pues claro, hombre. Faltaría más. Si íbamos juntos al colegio, ¿cómo voy a poder olvidar eso?
Jajajaja, claro, claro. Y a ver si quedamos para una cervecita, para recordar esos buenos tiempos, ¿eh? Cuando vuelva, quedamos.
Hecho, sin problemas.
Le tendí la mano y le acompañé hasta la puerta.
Me vas a perdonar, pero tengo otras tres citas para esta mañana, y ya sabes...
Jajaja, siempre liado, sí, tranquilo. Nos vemos. No te olvides de revisarlo, ¿eh?
No podría, hombre, no podría...
Salió de la sucursal sacando pecho, y haciendo clara ostentación del saludo.
Nos vemos, Luis, no te olvides de llamarme para quedar, ¿eh?
Saludé y vi, sonriendo, como se iba calle abajo.
Me senté y saqué la carpeta. Puse los documentos en un expediente y lo cerré. Recordé a Cosme. A los años de colegio. Como pasábamos esos “buenos viejos tiempos” y sonreí.
Recordé los insultos, las bromas pesadas, las collejas y los desprecios.
Cogí el sello de DENEGADO y sin abrir la carpeta de cartón golpeé con él la portada.
La venganza se disfruta mejor en frío, dicen...
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